jueves, 4 de febrero de 2021

Utopía: Una República para la modernidad


La filosofía moderna nació como una profundamente política. Digo, toda filosofía es profundamente política, en el sentido que al hablar de la antropología humana decide como se percibe al sujeto de la sociedad o en como su grado de énfasis en lo religioso decide el nivel de fe en ella. Pero hay una diferencia en hacer un enunciado de un tema metafísico que tiene consecuencias a largo plazo políticas y hacer un enunciado político directamente. O un texto.

La República de Platón es un diálogo largo (muy largo) que entremezcla política con metafísica y ética. Si bien da uno de los planteos más famosos de la Teoría de las Ideas, postula un tipo de sociedad ideal y critica la de su tiempo, a la vez que argumenta una noción de justicia verticalista. ¿No? ¿No era así la historia?

Hace dos semanas compare a Erasmo con Gorgias. La comparación era sobre todo por el nivel retórico y de crítica que ambos autores usaron en su tiempo, en como infringieron un daño notable a tradiciones filosóficas previas. Gorgias con El Tratado del No Ser y el Encomio a Helena refuta al parmideanismo y parapeta al sofismo en la cultura helénica. Erasmo presenta en el Elogio de la Locura una enorme crítica a la sociedad medieval y su pretensión de coherencia de manera satírica.

De esta primera comparación construyo la siguiente: Platón y Tomás Moro. Es deficiente, sí. Tomás Moro no era enemigo intelectual Erasmo -eran grandes amigos de hecho, Erasmo organiza la publicación de Utopía en Países Bajos y le dedica su Elogio-, mientras que Platón se enfrenta directamente al sofista en el diálogo Gorgias y en República -Trasímaco es un avatar de Gorgias como Polo y Calicles-. Moro no busca imponerse en un campo amplio de pensamiento, mientras que Platón durante toda su vida tuvo que disputarse el "legado" de Sócrates contra otros alumnos del viejo maestro -Antístenes e Isocrates-. Inglaterra en el parto de su hegemonía global no es lo mismo que Atenas en su decadencia en el teatro helénico. Por esto toca hacer un corte en los textos, ver sus contenidos, ver si sus órganos se parecen en algo o no. 

Ambos textos presentan lo que vendría a ser la república ideal. La de Platón es un aristocracia dividida en tres clases, cada una estática. En ella no existe la propiedad privada ni la ganancia de algún tipo, las mujeres ven sus derechos expandidos. Es panhelenista y tiene un conjunto de prácticas que llegado al día de hoy parecen más intentos de racionalidad que algo coherente. Si he de ser sincero, generalmente la parte de "República" de República es la más densa y aburrida en un texto que se mueve mejor en el terreno de la metafísica. El planteo de una república ideal implica la presencia de una realidad imperfecta, sino decadente. En su explicación de como de la República se deslindan otros estados se ven instancias cada vez más decadentes: la minarquía militar que trata de convencernos de sus valores pero es profundamente corrupta -Esparta-, la oligarquía "capitalista" y avara, la democracia que es un vale todo de posturas falaces -Atenas-, y por último la tiranía que es el contenido de todo discurso sobre líderes populistas -probablemente, la Sicilia que conoció personalmente Platón-.

Utopía habla de la sociedad utopa. De vuelta, una sociedad sin propiedad privada. Colonialista en territorios no "explotados". No va por necesidad a la guerra sino que prefiere mandar a la guerra mercenarios que paga con el inútil oro y joyería que posee. Las mujeres tienen más derechos, como el divorcio, y se practica la eutanasia. Toda la sociedad trabaja cierta cantidad de horas, los gobernantes son electos a modo de voto privado. En vez de estar escalada y separada la sociedad, todos deben trabajar sus horas y luego dedicarse a lo que quieran, como el estudio. Existe la esclavitud, pero destinada a los criminales apresados, y en caso de reincidencia, pena de muerte. Despliega en la obra Hitloldeo - el que habla de la sociedad idílica de la isla en el diálogo- una crítica a la sociedad del siglo XVI: primariamente de la reforma agraria de Gran Bretaña, de como la absorción de tierras libres de los campesinos provocó una emigración masiva del campo a la ciudad que derivó en crimen, pobreza y sobrepoblación -recordemos que si bien esto tuvo como consecuencia a largo plazo la mano de obra libre para la incipiente industria británica, Moro vivió las consecuencias inmediatas de tal reforma-; y en general, como el motivo económico, la ganancia, la acumulación de capitales, es el peor cáncer de la sociedad moderna temprana.

Pero, si bien las críticas que hacen a las sociedades que vivieron el ateniense y el inglés son indiscutibles, el desencanto de ambos es conocido, ¿son reales o posibles las sociedades que plantean?

De vuelta, por un motivo se dice que Aristóteles inventó la especulación ética y política en occidente -Ética a Nicómaco y Eudemo, Política- más que Platón. Cherniss comenta que Platón no dice seriamente nada sobre la República, que en verdad es un proyecto imposible desplegado para hablar más de distintos conceptos en la obra -la división del alma, la noción verticalista de justicia, la Idea del Bien-. Salvo por el libro primero y octavo, Cherniss señala, lo político, la sociedad idílica que plantea el maestro ateniense, es inexistente. Dice Platón que no tiene que explicar el porqué ella existiría, porque sería posible, porque existe en un planteo ideal, mental. Algo así como el argumento de Anselmo de porqué existiría Dios, pero peor. Otro parecido sería al del argumento de Filón sobre la existencia de las cosas en la mente divina: que ellas existen en Dios como el plano de una ciudad en la mente de un arquitecto.  Esto hace que al menos unas doscientas páginas de las seiscientas de la República, abocadas a describir esta polis perfecta, sean casi un exceso de tinta y una perdida de mi tiempo que no voy a recuperar nunca porque leí este diálogo tres veces el año pasado.

Y con Utopía tenemos lo mismo. Si bien el diálogo de Moro está más enfocado en lo político que en lo metafísico, no queda muy claro por donde va su postura final. Porque Utopía va sobre el socialismo, sí. Pero Moro a veces era crítico en sátira con el temprano socialismo de su tiempo, y otras veces le guiñaba el ojo. Y esas dos fases se ven en el libro, a mi opinión: en el primer libro y en el final del segundo diría que está el Moro que concuerda con el socialismo; en la mayoría del segundo está el crítico. Moro critica sanguinariamente la reforma agraria del enclosure y como la tendencia al lucro fomenta una sociedad egoísta en la que muchos no tienen nada y pocos poseen absolutamente todo y por adquirir más destruyen al prójimo. Pero, los juegos de palabras ponen todo en duda: Utopía es "no lugar", Anhidro -su río principal- es "sin agua", Hitlodeo -quien habla de la isla- es "quien habla de ridiculeces". En resumen, que todo esto es imposible, ilusorio, y en máxima instancia, un sueño de la imaginación. Que si bien Utopía puede tener respeto por las religiones ajenas, Tomás Moro no lo tuvo como Lord Canciller. Vemos lo mismo con Platón: disgusto con el estado general de las cosas, pero tampoco una apuesta por un futuro colorido imposible. Así que, terminada la comparación, empiezan las diferencias intertextuales. 

República va, ante todo, de la metafísica. Si, puede decir que es sobre la justicia, pero su noción de justicia va más sobre un sentido de ordenación y balance metafísico que de un valor ético más bien elaborado. Si se enseña La República es generalmente una parte, la de las alegorías -sol, linea y caverna- y se hace esto porque es el despliegue más simple y conocido de la Teoría de las Ideas de Platón, la Teoría metafísica de Platón. Tiene, casi como condimento, crítica a la política y al arte, sí, pero es un componente arrodillado ante lo metafísico, no algo en igual escala. Y si bien Khan argumenta que la filosofía de Platón es un intento de imponer la ética de Sócrates, justamente el dice que los diálogos medios lo que hacen es darle un basamento ético a la doctrina socrática, por lo que la meta del diálogo es forjar, ante todo, una metafísica. La Utopía de Moro es crítica política pura, al estado actual -del siglo XVI, aclaremos- de las cosas -profundamente oligárquico y burgués- como a las pretensiones ilusorias de una izquierda que parece que mira al cielo y no al piso. Que postula una Inglaterra preciosa, sí, pero irreal e imposible, en vez de lidiar con los problemas de la Inglaterra real. 

Si llamo a Utopía la "República" de la normalidad es, ante todo, para darle un marco de comprensión. Creo, como cualquiera que lea ambos textos, que la comparación es muy discutible. Que los textos si bien tienen sus puntos de contacto, la verdad es como si fueran dos discos de dos géneros distintos en los que por coincidencia una canción concuerda musicalmente. La comparación es un ejercicio para ayudar la comprensión, darnos un lugar en que pararnos y no explicarnos el todo del asunto. Son, ante todo, textos que por necesidad solo pudieron surgir en su tiempo -República en el marco de la lucha por el legado socrático y la reformulación de la tríada parmenídea; Utopía como un primer ensayo de pensar la modernidad incipiente- y que, de cierta forma, son atemporales. República por sus estatus de clásico, que si bien en muchos aspectos cansa, tiene aún sus destellos de luz. Utopía porque si bien no cree en las, bueno, Utopías, muchas de sus críticas las leí como si las hicieran hoy, como si Moro escribiera no hace unos cuatrocientos años sino ayer.  

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