domingo, 27 de diciembre de 2020

La filosofía de mi 2020

 Como quien no quiere la cosa, toca un artículo sobre filosofía, porque es mi carrera/profesión. Diré rápidamente que a principio de año leí gran parte de la Ciudad de Dios de San Agustín -el libro que impone la Iglesia Católica como máximo poder europeo en términos de legitimidad-, el Discurso del Método de Descartes e intenté leer y comprender Ser y Tiempo de Martín Heidegger (énfasis en intente).

Puedo expresarme mucho más si hablo, directamente, de las cosas que vi en cada materia de este año. Y eso es lo que voy a hacer.

Historia de la filosofía antigua

La cursada de antigua, en general, se me hizo larga, principalmente porque no soy un gran fan de la filosofía griega y porque la bibliografía no era muy interesante (o convincente en cuanto a su importancia) y el profesorado no estaba poniendo mucho esfuerzo salvo por la profesora de prácticos. Dividámoslo en tres párrafos: pre Platón, Platón, post Platón. Porque leí mucho Platón.

Vimos Tales, Anaximandro, Heráclito, Parménides, Gorgias, Protágoras, Sócrates y Antístenes. De Tales no sabemos realmente nada y que esté en este listado es más por anécdota que por mérito propio. Anaximandro hace un sistema de la realidad que es Avatar: La Leyenda de Aang, y no, no voy a explicar esto. Al filósofo de la permanencia y al del cambio los vimos en como concordaban en la triada realidad, pensamiento y lenguaje, pero si he de ser sincero, Heráclito es un místico y Parménides es tosco como una piedra. Gorgias es el pensador más importante para nuestros días de toda la filosofía antigua porque literalmente predijo el marketing. Le hace bullying a Parménides, defiende a Helena, en resumen, basado. De Protágoras sabemos lo que dijo Platón y Platón no lo tiene en gran estima así que me quedo en la interpretación más elaborada de su "el hombre es la medida de todas las cosas" y listo. Lamento arruinar el meme, pero Sócrates existió y su filosofía es solamente lo que aparece en Apología. Y Antístenes. . . bueno, el fundador de los cínicos no parece muy cínico que digamos. 

Lo que si vi durante toda la cursada fue Platón. En un momento en teóricos -descontando el caso de Protágoras y Sócrates que la filosofía que tenemos de ello son comentarios de Platón en diálogos-, en teórico prácticos vimos República -porque en la Tierra uno tiene que sufrir- y en prácticos Fedón (un buen diálogo, sorprendentemente). Platón cometió un crimen con un modo tan cuadrado y lento de filosofar, haciendo que me preocupe seriamente por la salud mental de los profesores que me daban estos diálogos y se reían de los chistes de Platón que tienen la gracia de un documental de fauna marina. La apoteosis de esto es el dolor de cabeza en formato libro que es la República, que dura demasiado para su propio bien y merece un soberano ajuste. En el otro lado de la grieta, el Gorgias no discute con el Gorgias sino con un invento que se hace Platón del sofista y los diálogos de la definición son lindas anécdotas pero no mucho más. Pero luego está Fedón, un diálogo muy bueno que trata la inmortalidad del alma, la muerte de Sócrates y es narrado por un Aquiles malherido de corazón. No se que más quieren. Obvio que del Platón tardío que tiene un efecto mayor en los siguientes casi dos mil años no vimos casi nada, ¿que esperaban? ¿Coherencia?

Post Platón, tenemos Aristóteles. Aristóteles se acerca más a mi idea de lo que debería ser un filósofo, alguien que desarrolla un sistema de pensamiento elaborado y sintético. Nos enfocamos, como era de esperarse, en su metafísica, pero eso no le quita prestigio alguno. Por último y muy por arriba, los latinos Sexto Empírico -un escéptico muy importante- y Plotino, un neoplatónico que tendría un impacto notable en la filosofía posterior con su sistema henológico.

Ética

Ética prácticos y ética teóricos son dos universos distintos, siendo prácticos (al menos el que yo seguí) más clásico -se atiene más a la definición clásica de ética- y teóricos algo más contemporáneo y enfocado en la subjetividad y la política. 

En teóricos, primero vimos a Kant y su Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres. Libro maravilloso que se sufre como si te arrancaras las uñas con los dientes. Luego, Nietzsche. Desprecio con mis tripas a Nietzsche, me parece una mala excusa de filósofo. Pero esa es una opinión muy irrisoria y que demanda un comentario más largo luego de una lectura general de su pensamiento. Después Adorno y un poco de Horkheimer. Escriben feo, no se les entiende mucho, son igual o más falopa que Nietzsche, pero logran al menos críticas algo convincentes de las cosas. Luego, Foucault. Foucault es la hostia. Lectura: fácil. Conceptos: simples y sólidos. Crítica: buena. Todo bien con ese dolape. Por último Butler. Si bien no me gusta como escribe, sus conceptos de performatividad y precaridad/precariedad son bastante respetables.

En prácticos fue primero la ética de la virtud de Aristóteles -medio fría, pero bastante simple y comprensible-. Luego, la metaética de Hume, ética emocional también llamada. La razón por la que (para mí) poseemos ética. Por último, Mill. Liberalismo de izquierda bien marcado, un principio de la utilidad bastante sólido. Una preocupación para con los demás notable. Íbamos a ver McYntire, pero quedó fuera, tristemente.  

Lógica

Aquí no hay mucho que decir. Hace poco murió el maestro de mi cátedra, Oller, con quien solo tuve un par de clases. Buen tipo. Tuve lógica proposicional en un momento, y luego de predicados. Nada muy difícil, nada muy profundo, nada muy elaborado, francamente fácil y entretenido incluso.

Historia de la filosofía medieval

Esta y la que sigue fueron las mejores materias de este año. Toda una sorpresa, porque debe ser de las filosofías más infravaloradas la medieval. La materia se dividió en dos fracciones temáticas: el platonismo católico y el aristotelismo islámico. A su vez, por comisión vi al peripatético más importante: Tomas de Aquino y su ontología aristotélica: De ente et essentia. Un texto que sufrí mucho, pero que estoy feliz de haber leído por el desafío que fue.

El primer recorrido fue uno signado por el impacto de las doctrinas de Platón y los distintos movimientos platónicos posteriores, sobre todo la henología neoplatónica de Plotino. El primero fue el judío alejandrino Filón, y su análisis del Génesis desde la República y el Timeo. Luego, el comentario crítico de la filosofía griega de Clemente de Alejandría. Seguimos con el orador romano y disertante del Concilio de Nicea, Cayo Mario Victorino, impactado por la filosofía de Plotino, argumentando en pos de la Trinidad como las tres hipóstasis y los cuatro predicados negativos y como se aplican a Dios. Luego, el Doctor de la Cristiandad: San Agustín, influido por Victorino, Plotino y Cicerón, su polémica con el mal, Dios como totalidad y las Ideas como categorías metafísicas pensadas por Dios. Luego, pseudo Dionisio Areopagita, su filosofía inspirada por Proclo, alumno griego del neoplatonismo, y su postulado de Dios como superior a la negación y afirmación, como hyper. Luego el irlandés del renacimiento carolingio: Juan Escoto Eriúgena, inspirado por Dionisio y las Nupcias de Marciano Capela, creación como proceso dividido en tres partes, Dios creando para conocerse, Dios como superioridad. El Liber da Causis, fraccionamiento de los Elementos Teológicos hecha por los musulmanes para completar la metafísica aristotélica: el Ser como lo primero, seguido del pensamiento y el alma, pero suficiente para crear. Y por último, el gran maestro místico, Meister Eckhart. Dios como ser, las demás entidades como no ser, Dios como unidad que supera toda contradicción negativa, la pobreza del espíritu para poder llegar a la divinidad (spoiler para los que me siguen en Twitter, nombraré esto un poco en mi análisis de Colina Silenciosa 2).

En el mundo islámico, el recorrido fue las tres grandes A:  Alfarabi, Avicena, Averroes. Alfarabi crea un sistema de la creación y el funcionamiento de la sabiduría que bebe tanto de Aristóteles como Plotino. Avicena, creador del tratado de medicina usado por Occidente y Oriente por unos 700 años, crítico y divulgador excelso de la metafísica aristotélica. Y por último Averroes, de quien recibimos casi todo el corpus aristotelicum, traducido y comentado. Pero de quien vimos su tratado de polémica con el kalam -teología islámica- y vínculo con la religión.

Pensamiento Argentino y Latinoamericano

Mi segunda materia favorita del año. En esta lo que se ve es la historia del ámbito intelectual nacional (y cada tanto internacional) y la respuesta que distintos autores en el tiempo dieron a la pregunta: ¿qué es la Argentina? ¿cuáles son sus problemas? O, yendo a lo internacional (aunque solo vimos un autor), Perú. Aquí haremos un ranking. De cuajo, porque acá me permitiré desperdiciar gente. No tiene mucho sentido enojarme con la política de Platón o la de Aristóteles porque: A, Atenas no es una ciudad estado independiente ya, B, no soy griego, y C, Grecia hoy día tiene más en común con su vecina norteña Macedonia del Norte que con la Grecia de antes de Cristo. Pero lo que dice Sarmiento sigue vivo, me guste o no.

En el fondo del ranking, Lugones. Falopero fascista, que prácticamente postulaba la apropiaciòn cultural del gaucho para controlar a las masas y que se volvió en la pluma de los sectores más derechistas argentinos solo para fracasar y luego suicidarse. El nivel de ridiculez de lo que dice en El payador es tan alto que llamar semejante libro "contribución intelectual" o "obra cumbre del canón intelectual argentino" es insultante, para el intelecto y el canon. Subiendo un poco, pero aun lo desprecio, Alberdi. No solo que está igual de cancelado que Sarmiento por sus posturas anti gauchas e indias y que cree ilusoriamente que abrir el mercado nos va arreglar todos los problemas (si en algún momento se preguntaron porque los libertarios lo reclaman, es por esto), sino porque entre el sanjuanino y el tucumano la gran diferencia es el tipo de liberalismo al que se atienen. Si bien Dominguito es un hipócrita en su sistema de creencias, al menos parece que tiene uno. Alberdi quiere traer los inmigrantes anglo-germanos, "gajos de la civilización" para que crezca acá la civilización, pero lo que en verdad quiere es que laburen. Solo quiere mano de obra porque se atiene a la "educación por las cosas" de Rousseau (una idea estúpida si las hay, aunque también es la versión comunicada por Alberdi). Puede que la idea de estado liberal de Sarmiento se contradijera con lo que hará luego Sarmiento, pero al menos parece atenerse al idealismo liberal y no querer hacer un país que en el fondo parece más un emprendimiento económico.

Subiendo un poco, Sarmiento. El Facundo es un texto hecho de odio. Irradia odio. Es pesado. Si no fuera por la buena prosa que tenía el futuro presidente del país, sería ilegible. Para mi Sarmiento es prácticamente culpable de lo que sin asco llamaría, si no un genocidio, un crimen de lesa humanidad contra él. Las semillas de esto están en el Facundo. Luego, el Dogma Socialista de Etcheverría. Del que tengo opinión neutra porque leí verdaderamente poco de él y nunca nos enfocamos mucho en el texto.  De ahí saltamos a Las Multitudes Argentinas del positivista Ramos Mejía. Juguemos al doctor Utonio: agarren positivismo metodológico Spenceriano, agréguenle las ideas casi contratistas de Maquiavelo, la psicología de las masas de Le Bon y un poco de conservadurismo argentino. Eso es el libro de Ramos Mejía. ¿Está cancelado? Pero más vale, es un tecnócrata racista. Pero su crítica al Facundo no es un viaje de falopa tan intenso como el de Lugones sino una crítica bastante sentada basada en el reconocimiento y el reconocimiento de la masa popular como fuerza que se autodirige salvo cuando el líder adecuado aparece.

Los tres libros siguientes son los que me gustaron realmente. El primero es La Argentina y el Imperialismo Británico. ¿Saben quien puso de moda el odio a la oligarquía liberal? Un par de hermanos fascistas terratenientes. La vida está llena de maravillosas contradicciones, esta es mi favorita. Como casi todos los libros del canon argentino, es una discusión con el Facundo. Este da vuelta casi binariamente la ecuación. Pasamos de civilización anglogermana liberal bueno a patria hispanoamericana católica bueno. Rosas ya no es un tirano o un imán de las masas sino alguien que defendió el ser nacional y Rivadavia y todos los amiguis exiliados de Sarmiento una manga de forros.  La gran diferencia es que la cantidad de fundamentos, de datos casi mínimos que dan los Irazusta son el summun del carpetazo. Quizá no salga convencido de que Rosas fue lo mejor que le pasó al país, pero sí que los unitarios y los del '37 eran una manga de garcas hijos de puta preocupados por sus negocios más que cualquier otra cosa. Luego está la Radiografía de la Pampa. Un análisis pesimista del país basado en Nietzsche, Bergson y Freud del país hecho por Martinez Estrada, en el que la Argentina es un país que vive en una neurosis provocada por una negación de la realidad y es el resultado de la violación de la india a manos del conquistador español. Es heavy metal, a veces la pifia con fuerza o manda análisis falopa (que parte de Nietzsche no entendieron mis niños). Pero es la crítica más irrisoria al relato Sanmiertino/oligárquico del país. 

El oro se lo llevan 7 ensayos sobre la realidad peruana de Mariátegui.  No soy peruano ni se la historia de la patria hermana, así que no me siento completamente habilitado para hablar mucho del libro. Lo más que puedo decir es que un gran texto, un análisis sociológico muy profundo. El mestizaje de indigenismo y marxismo clásico da por resultado un hito intelectual continental como del marxismo.  

Fundamentos de la Filosofía

Con Fundamentos me pasa algo distinto que con algunas series como TNG o Gurren Lagann. En vez de disfrutarla mientras la hacía y pensar cada vez con menos afecto sobre ella con el paso del tiempo, me pasó al revés. No me gustó mucho cursarla y ahora la recuerdo gratamente. La primer unidad fue el lenguaje. No me convence Whorf mucho, pero si el análisis de su teoría y su vínculo con el lenguaje machista que nos dio la cátedra como agregado. Lakoff si me gustó bastante, hice mi trabajo sobre él. La siguiente unidad fue conocimiento. Se trató de una crítica feminista y de estudios de raza y poscoloniales a las teorías epistemológicas y la formación de conceptos en la sociedad occidental. Como eso me gusta, me gustó la materia. La tercer unidad fue sobre la filosofía de la mente. Primero vimos la máquina de Turing, luego como Searle prendía fuego la máquina de Turing con la habitación china, luego a Batman -es decir, Nagel y su pregunta por el ser murciéalgo- y por último el insufrible quinear qualias de Qennet, o Dennet. 

La cuarta unidad fue sobre la responsabilidad moral y el libre albedrío. Me gustó, pero muy bien no fue, lo que me sorprendió porque disfrute haciendo el ensayo correspondiente. Luego la de arte y artefactos técnicos. Que no me gustó mucho porque no me gusta estar medio día leyendo un texto de porqué el orinal dado vuelta de Duchamp o las cajas Brillo son lo mejor que le pasó al arte desde las Venus de Willendorf. Pero la parte de la ontología de los artefactos técnicos me gustó mucho. La sexta y última iba de la filosofía como cosa, era filosofía de la filosofía, metafilosofía. Y me permitió un análisis más libre.


El año que viene presenta un universo de posibilidades muy amplio. Traduciré textos para un profesor de filosofía medieval. Y las materias que cursaré son: Filosofía Moderna, Historia social de la Ciencia y la Técnica, Teoría y Análisis Literario, Filosofía Contemporánea, Filosofía del Derecho y Filosofía de las Ciencias.   

sábado, 5 de diciembre de 2020

Las Películas de mi 2020

Bien, que películas vi este año.



Me vi dos Sagas. La Trilogía del Dolar y la Trilogía del Anillo. La primera es un conjunto de películas que tienden a lo campy y a la sobre-dramatización, hechas con un almuerzo -salvo por el probablemente caro salario de Ennio Morricone- y carecen de toda profundidad. Pero, cada una es mejor que la otra, tratando temas de moralidad gris de manera más profunda. Por el otro lado, las adaptaciones a Tolkien. Las primeras dos me parecieron que estaban bastante bien. La tercera ya tiene una batalla final que demanda ya demasiado pensamiento mágico como para creerla. Pero cierra bien el arco de Frodo como persona que vio demasiado. Así que ta bien, podría ser peor, podría ser mejor. 



Vi películas más bien viejas. Me dormí una grandísima siesta con Halcón Maltés. Vi de vuelta 12 Hombres en Pugna. Sigue siendo una obra maestra. También Al profesor con cariño y Adivina quien viene a cenar, ambas con Sidney Poitier. La primera me decepcionó un poco. La segunda levantó bastante. La adaptación ruso-nipona de Kurosawa de Dersu Uzala, una tierna historia sobre que tan grandes e irreparables son las diferencias con los otros y el vínculo del ambiente en que vivimos sobre esto. De Polanski, sufrí Barrio Chino, una obra sobre sensaciones pesadas, sobre hiper densidad, sobre como el poder no paga lo que hace. De Kubrick, Espartaco, que está bien. Pero si tuviera que elegir la mejor de todas estas, sería Las Sandalias del Pescador. ¿Es apología cristiana? Sí. ¿Deja muy libre y absuelto de cosas al Papado? Sí. ¿Demanda pensamiento mágico? Sí, más vale. Pero es una película de su tiempo. En la que el conflicto que finalizará al mundo, el apocalipsis, no es una hipótesis del pastor sino una sombra real que flota sobre todos nosotros. Algo para lo que solo un milagro podría tener solución. Y quizá ese milagro es el de la fe.



También fue un año en el que consumí cine de terror. No con los resultados que esperaba. Por ejemplo, obras "maestras" y "clásicos" del género que son una soberana poronga: Halloween y La Masacre de Texas. También películas que pensaría que me gustarían pero que me terminaron sabiendo a poco: Anticristo, El Faro, Déjame Entrar. Hubo cosas buenas. 28 Días después es entretenida, Us está buena temáticamente hablando, The people under the stairs es la descripción gráfica de campy -también The Rocky Horror Show y House-. No se muy bien que fue Posesión pero estoy seguro de que me gustó. Las cuatro mejores que vi serían la deprimente Lake Mungo, un falso documental muy bien pensado. Luego, La Cosa me pareció una gran pieza de terror lovecraftiano. The Witch estuvo bastante bien, primero porque te permite simpear Anya Taylor Jay como si nada y porque es francamente la primera vez que algo relacionado con brujas me mete miedo. Pero esto es una lista de terror y la única que realmente me dio miedo, nivel, no puedo dormir, fue ni más ni menos, Candyman. Entre la forma en la que está filmada la película y el nivel de actuación de Tony Todd, la película me dejó aplastado, incapaz de dormitar.   



¿Hubo humor este año? Sí, pero ahí las aguas están más bien oscuras. Parasyte y Uncut Gems las adoré como películas. Creo que la película de Bong Jon-Hoo gana fácilmente el puesto de mejor película que vi en el año y la segunda es la mejor película de Adam Sandler después de Como si fuera la primera vez. Después, hay variación. Brasil me parece un bodrio que me pone a dormir. American Psycho falla como película de terror -salvo por sus temas, pues es neoliberal hell: el músical- pero es francamente irónica y tonta como para festejarla incluso en su tontera. House y The people under the stair -junto a The Rocky Horror Show- entran en esta categoría de comedia idiota. También los Coen tuvieron su breve (y olvidable) participación este año. Raizing Arizona es bipolar. Hay momentos que es muy graciosa. Y otros en que desearía no ver esta película y hacer algo mejor con mi vida. Y ganan los segundos, dejen que les diga. Aún que podría ser peor. Podría ser Rio Bravo. No vean Rio Bravo. Yo los quiero. Si ven Rio Bravo van a sufrir. Mi gran boda griega también es un conjunto de fotos reproducidas a gran velocidad con ruidos de fondo que recomiendo, sobre todo como película para no pensar en absolutamente nada. 



También vi anime. De Miyazaki vi por vez primera La princesa Mononoke. Es otra película anprim de Ghibli. Pero con ultra violencia. Vi de vuelta Ghost in the shell. No se porqué, me la sé de memoria. También Memories, Perfect Blue y Millenium Actress de Satoshi Kon. Todas comparten un tema común de la forma, la ilusión o ficción, proyectándose por sobre la realidad material, pero desde distintos ángulos. Memories corrompe la idea del holodeck, Perfect Blue es un comentario al neoliberalismo de la cultura pop, y Millenium Actress es una romántica y una carta de amor al cine. Repase y entendí finalmente El huevo del Ángel. Solo tengo dos cosas para decir: deprimente y old testament accurate angels. Hablando de metáforas, también vi la cortísima Chirin Bell, que es una metáfora del Japón Imperial. Y por último, vi (dos veces) la adaptación fílmica de la reversión en manga de Ozamu Tezuka de la película de Fritz Lang basada en un libro de ciencia ficción alemán. Sep, hablo de Metrópolis. Esa película es mía. Yo se las presto si quieren verla, pero esta hecha para mí. 



Por último, quiero comentar algunas películas que no pueden ir en ninguno de estos párrafos. Las Cosas del querer es un musical muy cachondo, divertido, y nostálgico de la REPÚBLICA ESPAÑOLA -CÓMO SE DEBE-. Y Babel es una película bastante sólida dentro de todo, que recomiendo encarecidamente. Y Troya -Brad Pitt, Peter O'Toole- me hizo llorar. Diría que eso resume bastante bien todo este año fílmicamente hablando. 

martes, 1 de diciembre de 2020

La Música de mi 2020

 Veinte Veinte -de ahora en más VV- fue un año. Definitivamente fue un año. Dios pero que año.

Tenía el plan de perder la virginidad. Ja. Una cuarentena justo. De unos ocho meses. Y sí, se que queda un mes, pero no creo en los milagros y ustedes tampoco. Pero estuve mucho tiempo en casita y en casita pude hacerme el tiempo de escuchar musiquita. Este texto sería como un post-mortem musical que escribo mientras escucho el mismo post-mortem que hizo Spotify de mis cien canciones del año que de momento está cuajando bastante bien. Así que sin más preambulo, la música.

La primera etapa la dediqué al Rock nacional. Me puse en un principio como meta escuchar cuatro bandas que me parecían pilares del rock argentino. Cada una a su propia manera claro está. Estas bandas son Patricio Rey y los Redonditos de Ricota, Virus, Soda Stereo y Vox Dei. Todas bien distintas. Patricio Rey es marginal, bruta incluso. Tiene una energía primigenia que se expresa más en los instrumentos que en esas esquivas letras del Indio. Diría que los primeros tres discos fueron una edad de oro que concluye en el pico de calidad que es Un Balón para el ojo idiota, sobre todo la canción Todo un palo, que es casi un himno cyberpunk sin darse cuenta. De ahí en adelante la banda simplemente deja de gustarme salvo por temas sueltos. Virus es una experiencia más curiosa. De esta parte es la que más personalidad tiene. Es una banda de rock que opera en las mismas líneas que Prince: sexy, no ortodoxa, divertida; y sorprendentemente deprimente cuando quiere. No es que tenga un discazo, sino que tiene temas sueltos que son geniales. Como canción favorita presento acá Super Color, otra canción que sorprendentemente se vincula con Todo un palo, pero desde otro ángulo. Y si no, nunca fallan con ¿Que hago en Manila? y Dame una señal, si quieren deprimirse, claro está. Soda Stereo muestra una recepción más curiosa por su parte. Si tuviera que comparar la banda de Cerati con otra sería con The Police. De la banda de Steward Copeland me escuche casi toda la discografía en un día -me faltó el último- y puedo decir que me pasaba que lo escuchaba, pero de fondo. Está la música, sí, pero la ignoro salvo por los hitazos conocidos. Salvo por una excepción: Ghost in the machine, un disco sobre la alienación moderna que te puede arrancar el corazón del pecho. Algo parecido me ocurrió con Soda Stereo: la mayoría de los discos los sentía de fondo. Y si bien de más chico -unos diez años- Cuando pase el temblor me parecía maravilloso, ahora no hay tanto impacto. Y luego, bum, Canción Animal. Como con Balón. . . no hay una canción que no me guste. Está la metafísica Cae el sol, la edgy Sueles dejarme solo y, sobre todo, la depresiva Te para tres. Y por último, Vox Dei. En un año en el que mi relación con la religión se encariñó un poco, la banda de La Biblia vino como anillo al dedo. No solo que en varios discos encontré temas de calidad notable -mención especial y encarecida a Doctor Jekyll-, sino que veo en su magnum opus un logro notable: una Biblia para el lego, una reconstrucción del texto pensada no solo desde la trascendencia sino del amor y el asombro. Luego de estos tres pilares, avancé sobre todo viejo amigo: Catupecu Machu. Esta es una banda mucho más reciente en el rock nacional y una que, como muchas, terminó con una tragedia imprevista. Es fuerza pura, energía juvenil. A veces es bruta, a veces es suave. Es un rejunte maravilloso de contradicciones constantes, con cada disco siendo cada vez más distinto que el anterior para regresar de vuelta al principio como si fuera una procesión plotiniana. Perdidas en el medio quedaron Crucis y Abuelos de la Nada. La primera por no tener mucho material y la segunda por ser un reencuentro no muy elegante que digamos. Tiene temas maravillosos Crucis, pero es poco nectar angelical. Y Abuelos, huh, mejor no hablar de ciertas cosas. 

Luego fui a por el Pop. Esta etapa fue mediada por la discografía de dos músicos parecidos, pero distintos. Dos caras de una misma moneda o, para ser más claros, la figura y su sombra. Hablo de Michael Jackson y Prince. A Michael lo escucho desde niño y decidí reescucharlo por completo -salvo por el punto de cansancio que fueron los últimos discos-. Tiene una etapa juvenil preciosa, pura, infantil e inocente. Un disco de transición -Forever, Michael- que con el cambio de registro vocal es la última instancia juvenil previa al adulto bailarín que todos conocemos. Muchas canciones en las que no pensaba mucho ahora adquirieron un valor más alto. La religiosa Will you be there, la sorprendentemente dramática Billy Jean y la ahora en contexto importante Leave me alone. Pero también emergen hacia la luz canciones juveniles -Ben, People make the world go around- o cooperaciones. La sombra de Michael, en cambio, es casi su antítesis. Prince es constante. O te deprime, o te calienta, o te hace un shitpost. Una de tres, durante treinta años. Un capo. Si hubo un chad en la tierra, ese fue Prince. También está cancelado, pero ignoremos eso, puesto que es imposible que supere a Michael Jackson. Prince estaba cachondo, hacía música para Dionisio a toda potencia. Y si no te lanza un balde de agua. Para el shitpost, Controversy y Ronnie talk to Russia. Para la erótica, Let's get married, New Position y Kiss -un clásico-. Para llorar, Paisley Park, Purple Rain Sometimes it snows in April. Y no se en que categorías meter Marrying Kind y Diamonds and pearls, pero sé que no voy a dormir si no las nombro. Por último, Bee Gees. La escuche a modo de agregado y mucho quedó fuera porque en su primera etapa eran demasiado de la escuela Beatle y no me convencía mucho. Por eso no avancé más que lo que creo que es menos de un tercio de su discografía. Lo que más me gustó de ellos es cuando ponen toda su fuerza coral en querer sorprenderte. Let there be love, Melody, Massachusets, I started a joke y Odessa sobre todo. Y también unos memes tremendos: Paper Mache, I'm going to join the air force, Cucumber Castle. No fue para tanto, pero fue divertido. 

Abandonemos los músicos, vayamos a géneros. El rock progresivo no se fue a ningún lado este año. Tuve un acercamiento al Rey. Al hombre meme. Al músico excelso del top 10 de italoestadounidenses. Hablo de Frank Zappa, el tipo que vivía en 4chan en los ochenta. Ante todo fue un acercamiento a canciones sueltas -Montana, Eat that question- pero el discazo de One Size Fits All ya estaría en mi colección progresiva. Y no está solo, porque dos acercamientos más se produjeron. Por un lado, In the land of the grey and pink de Caravan, una especie de Camel más jugueton y menos sereno que brilla en un disco que es el club de la buena onda reencarnado. Por el otro, Trilogy de Emerson, Lake and Palmer, una magnum opus que recién en el VV pude disfrutar profundamente. También cabe una mención especial al Divinities de Ian Anderson -flautista de Jethro Tull- un disco maravilloso de rock progresivo instrumental. 

¿Pero saben con que otro gusto adquirido tuve contacto este año? Claro, el jazz. Chuck Mangione y Herbie Hancock entraron en mi paladar musical con Feel so good y Head Hunters respectivamente y me ponen un nuevo campo musical al que apuntar el veinte veintiuno. 

Antiguos amigos de mi preadolescencia se presentaron de vuelta en mis oídos. Grupos herejes, perversos, que parecen de otra galaxia en comparación a las guitarras elaboradas de Zappa o las trompetas de Mangione. Hablo de los corruptos álbumes de Monkey Business de Black Eyed Peas, The Chronic de Dr. Dre y Cosa de hombres de Memphis la Blusera. Pop para divertirse, gangsta rap y blues argentino rancio. Lo peor del mundo. Lo mejor del mundo. 

Radiohead, Gentle Giant, Genesis y Brock Berrigan me acompañaron a lo largo del año. Lo que implica que constante fue la presencia de: un grupo de depresivos, un gigante, el primer libro de la Torah y un tipo con máscara de pollo. No podría estar más contento. También una dama se agregó a mi paladar: Solange y su preciosamente deprimente disco A seat at the table. Muy bello. Simple, pero elegante. 

Y por último, bandas sonoras tuvieron su lugar este año en mi pequeño corazón. Silent Hill 2, Koyanisqatsi, la saga Mother, la trilogía del Dólar. Música para tirar, para escuchar sin pensar, disfrutar encarecidamente.

Quien se lleva el oro este año es Prince. Como revelación. Como placer. Como descubrimiento. Y la plata, Catupecu Machu. Si, ya tenía un lugar en mi corazón. Pero lo reforzó. Se parapetó militarmente. No lo van a sacar nunca de ahí porque descubrí que su arsenal es amplio y más elaborado de lo que fue revelado al principio. El bronce se lo damos a Zappa y a Virus, que lo compartan grandes del shitpost como puedan.