sábado, 20 de marzo de 2021

¿Cuándo se murió de la Rúa?

 

Al César lo que es del César, a de la Rúa le dejaron una bomba de tiempo. Menem, Q. E. P. N. D., no solo le dejó una situación incontrolable sino que no iba a tener los recursos para lidiar con ella en términos "intelectuales". La estirpe de economistas neoliberales iniciada por la dictadura era la misma que la que uso el fenecido sultán riojano y es la misma que tuvo el último presidente radical. La gente que provocó el problema no va a solucionar el problema porque, modulo A, no ven un problema en lo que está ocurriendo, o modulo B, van a aplicar las recetas que lo provocaron en primer lugar. Así que de base, de la Rúa estaba destinado al absoluto fracaso. Claro está que con sus acciones lo único que hizo fue empeorar su caída estrepitosa. 

Salvo que seas un director argentino que solo sirve para capítulos de series yanquis de buena calidad y que empezó el cáncer de la "yanqui-ción" del cine argentino, tu recuerdo del presidente de la Alianza está entre negativo, indiferencia, odio y desprecio absoluto. Cosa que está bien. Yo por mi parte no lo recuerdo porque en su primer año de gobierno no existía, durante su segundo era un feto y luego nací y en su caída era un bebé de pecho. Mis recuerdos "políticos" si quieren llamarlos así empezarían en el 2007-08, sobre todo con la 125. Y el volcán Chaltén. No sé porqué mi mente unió el cielo oscuro con el paro de una parva de oligarcas señoriales. Así que para hablar de de la Rúa no soy voz objetiva en lo más mínimo. Solo hablo de lo poco que leí académicamente, de los documentales que consumí y de lo que veo en las personas que conozco, redes sociales principalmente. 

Digo esto porque me gustan los sincericidios. Continuemos.

La lógica mandaría a que a días o semanas de su muerte hable del Turco, de Menem. Nuestro Reagan. El presidente que vivía en joda, el que llevó a su pico el proceso de neoliberalización de nuestro país, quien hizo pija la industria nacional que nos quedaba del Proceso y la crisis de la hiperinflación, el que frenó la crisis de la hiperinflación a cambio de hacernos mierda infraestructuralmente, el "mata trenes", el que nos hizo quedar para el culo con Perú vendiendo armas a Ecuador de manera ilegal a pesar de que Perú fue el que más carne puso por nosotros en Malvinas, el que se metió en un asunto tan turbio de venta de armas con Croacia que tuvo que volar por los aires un pueblo que, ahora que está muerto, tuvo sacar un comunicado en el que faltaba decir que se metan el duelo nacional en el ojete; el que tuvo dos atentados contra la comunidad judía que quedaron tan impunes que son una vergüenza nacional, el que metió una reforma constitucional que metió todo tipo de cánceres para mantenerse en el poder -doble mandato, cuatro años- y del que solo se puede señalar algo bueno -fin del colegio electoral-, el que hizo mierda la industria aérea y la ciencia argentina, quien provocó la fuga de cerebros que ahora tiene un remake, quien perdonó a los criminales de lesa humanidad. Lo único que me parece resaltable de su presidencia fue que frenó la hiperinflación -aunque, de vuelta, bomba de tiempo-, frenó el conflicto con Chile y le sacó potestades a un ejército fanático y vende patria al terminar con el servicio militar. Cuando digo nuestro Reagan, lo que digo es que fue un hijo de su madre tan grande que por el hecho de haber llegado a presidente nos debería dar vergüenza como país y que sirve de gran ejemplo de los grandes límites de la democracia liberal al permitir que gente tan dañina llegue al poder.

Pero no quiero hablar de Menem. Porque no me importa Menem más que como comparación acá. Menem hace hablar. Cada una de las cosas que señalé causan una discusión. Es inolvidable el Turco. Hay gente que trata su nombre como si de Hades o el anticristo se tratara, lo nombras y se tocan el miembro o la mama. Pero con de la Rúa, y la mayoría de los presidentes radicales no ocurre eso. 

¿Por qué?

Bueno, ¿qué hizo de la Rúa? Digo, empeoró la situación con el blindaje, megacanje y el Corralito para que todo le estallara en la jeta. Se fue infame, odiado, en un helicóptero. Se murió la semana pasada Menem y al menos hasta el viernes fue tópico de conversación. De la Rúa murió y al día siguiente era como si nada hubiera pasado. 

¿Porqué las cosas son recordadas? Bueno, porque son memorables. Es como el fuego y lo flamable, son cosas vinculadas. Ni los presidentes radicales ni la mayoría de los presidentes pre Irigoyen son recordados en forma alguna porque no hay mucho destacable. Piénsenlo un poco: ¿Cuál es el gran logro de Frondizi? ¿De Alvear? ¿Illia? Irigoyen fue el primer presidente elegido democráticamente, pero no provoca discusiones ni es un personaje muy recordado diariamente. Y eso que mamita que era polémico ese tipo. La izquierda y la derecha más recalcitrante lo odiaban y si bien era muy popular tuvo dos de las más grandes masacres de la historia argentina bajo su gobierno. Algunos lo denominaban dictador y lo ponían al nivel de Rosas y Quiroga. El tema es que, como la Primera Guerra Mundial, fue como una beta de un evento a mayor escala, y de la misma forma que por cada película de la Gran Guerra hay diez de la Segunda, Irigoyen quedó chiquitito frente a, bueno, no debo decir la palabra con P para que se den cuenta, ¿verdad? Alfonsín quedó fresco en la memoria y la discusión pasa por como es simbólicamente recordado como el presidente de la nueva democracia y sus discursos atronadores y el Juicio a las Juntas y todo muy bien, hasta que todo el mundo recuerda la hiperinflación. Parafraseando a los libertarios: grande en lo ideal, catastrófico en lo económico. 

Lo que le pasó a Irigoyen frente a Perón le pasó un poco a Onganía y la Década Infame (si nos vamos aún más atrás) con el Proceso. Pudo haber muchos golpes y dictaduras en el siglo XX argentino, nunca de uno de tal nivel y que se fuera tan mal. Yéndonos muy atrás en el pasado, lo mismo para la mayoría de los comandantes de la revolución de Mayo frente a San Martín, pero ahí encontramos doble factor. 

Doble porque para ser memorable tenés que hacer, hacer más que muchos previos a vos y mejor o peor pero hasta el punto en que la gente diga "vaya". Tirano (toda la caterva del Proceso) o gran líder (no diré la palabra con P pero sepan que hablo de él), o ambas (Rosas), te recordarán. Pero también pasa por un eje de la discusión social. El liberalismo del XIX rescataba más a Belgrano como su ídolo revolucionario, pero cuando Mitre hizo su fanfic de la historia argentina que se dio por siglo y monedita, se percató de que como líder militar Belgrano era, bueno, decepcionante. Era esperable: Belgrano era abogado de carrera y militar por improvisación, así que si bien ponía todo su esfuerzo, en Paraguay y en el Alto Perú fue derrotado de manera aplastante. De ahí que San Martin se volviera una efigie para el mundo militar y la derecha y parte de la tradición de la elite porteña que vence en Caseros y Pavón. Ya saben, el San Martín que en Perú le pedía a Rivadavia que ayudara en algo a la revolución y que se carteaba tanto con Rosas como con el presidente del país que destruiría luego esa misma élite liberal. Así un nuevo relato histórico puede reconocer o cambiar la percepción de un personaje histórico, énfasis en personaje porque a veces ese relato es tan verídico respecto a los eventos y al protagonista que designa en ellos como Vikingos de History Channel. 

Así que, respondiendo la pregunta, ¿Cuándo murió de la Rúa? Cuando declaró Estado de Sitio. Siguió con vida otros dieciocho años, pero el mundo se olvido de él. Los partidos por completo se desentendieron de él, nadie en su sano juicio lo pondría de referencia. Menem está tranquilamente en la lista de soberanos más recordados y recordables de la historia del país. Está él, Perón, Videla y Galtieri, quizá un poco Irigoyen pero lo más factible es que entre radicales sea Alfonsín, la pareja Kirchner y yéndonos más atrás, Sarmiento, Roca y Rosas. De la Rúa se ha ganado en tal medida el odio que ni siquiera importó su muerte. Murió y, como dije antes, la sociedad argentina prácticamente dejó en visto la notificación y siguió con los asuntos de su día. A Menem le hicieron un luto nacional de tres días al menos y seguimos hablando el viernes luego de su muerte. 

Se tira mucho al aire la frase "La historia lo juzgara". Para el líder de la alianza no fue necesario el juicio, la tinta de los manuales dictaminó ignominia y fracaso de inmediato. 

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