viernes, 26 de marzo de 2021

Introducción al Rock Progresivo: Parte Final, Tierra Desconocida

 Es el final, amigos. Hasta acá llega nuestra introducción. Acá es cuando bajamos tanto en busca de las antiparras con la dirección australiana que todo está oscuro. Estos discos no son los más inabordables, pero sí demandan un esfuerzo mayor que los demás. Por un punto medio entre lo que le demandan al que escucha -una especie de actitud mental, como la que el terror o la comedia te piden que te pongas a modo de chip antes de entrar porque sino no lo vas a disfrutar-, como lo que emplean -todas las bandas de acá usan instrumentos o técnicas que no vas a ver en tu banda promedio-. Pues esta es la maldición del rock progresivo: querer solo lo que es, y si no gusta, otra cosa mariposa. Una forma de abordar la música, de abordar el mundo en general, solo puede derivar en la oscuridad y en el olvido, también el fracaso económico o la decadencia. Algunos incluso quisieron tirar al pop o al rock normal con tal de elevarse de la caída evidente, con variado éxito. Pero terminemos con el divague.

Frank Zappa - Apostrophe (')


Frank Zappa se adelantó al meme estúpido unos treinta años. El, Monthy Python, y no se quien más. Como dije en un momento en Twitter, mi italo yanqui favorito tenía dos formas de hacer música: instrumental trascendental -algo más prog- y shitpost. El pínaculo de lo primero diría que es el jazzero The Grand Wazoo, para un punto medio tenemos One Size Fits All, y para el pináculo de la comedia musical, Apostrophe ('). Apostrophe (') es la historia de como un esquimal llamado Nanook y su enfrentamiento con un cazador de focas le lleva a ver al santo que maneja un local de panqueques en Canadá y que un gurú gitano tenga una crisis existencial. Tiene una canción sobre el horror de tener piel de atleta, una sobre ese tío que uno tiene que parece más grande que Boquita y una bestialidad instrumental que se llama como el álbum. Zappa y los miembros de Mothers no te dan un respiro: o te reís de las situaciones absurdas que deberían ser animadas en plan Bob Esponja o te maravillas con el nivel de despliegue musical que te lanzan como si no fuera nada. Por los coros que se arman, la narración fría de Zappa o los solos legendarios de vibráfono -sí, los hijos de puta llevaban xilofones a recitales de rock, donde está tu dios- de Ruth Underwood. Si no te gusta este disco, si no te causa gracia, si no te parece que estos chabones cruzaron un límite que no se debía cruzar hace mucho pero aún siguen porque están mal de la cabeza, ¿Qué te pasó? ¿No te abrazaron tus viejos?

Gentle Giant - Octopus


Genesis es un buen ejemplo de una banda que al ver que el progresivo tenía los días contado en el mainstream pudo saltar facilmente al pop. Gentle Giant es el caso contrario. Cuando llegaron a una tetralogía de discos progresivos de alto octanaje acorde a sus fans (In a Glass House, Octopus, The Power and The Glory y Free Hand) quisieron ganar más dinero -comprensible, le ponían mucho y ganaban poco- y todo fue en caída. La comparación con la banda de Banks y Collins (creo que son los miembros que más tiempo estuvieron en Génesis) sirve también porque la banda de los hermanos luthiers judíos escoceses Shulman operaba también en el formato disco-antología. Cada tema una historia. Cada historia una radicalmente distinta a la otra. Octopus es el summun de esto. Terminar una canción significa entrar a otra galaxia: pasamos de la clásica referencia a la obra de Francois Rabelais a una canción medievalista a una canción de cuasi protesta a un puto madrigal -otra cosa clásica de la banda- a un tema instrumentral progresivo y salvaje a un shitpost sobre como los perros en realidad se aprovechan de nosotros a una canción de amor que me hizo llorar un par de veces y a un final digno del disco. Seré lo menos imparcial que puedo: Octopus no es mi disco favorito, me encanta igual no se crean, pero si es el disco más conocido e introductorio a la obra de los hermanos Shulman y por esto creo que merece ser puesto como referencia.

King Crimson - Lizard

 
 

 "Dune es lo que sería Star Wars si a George Lucas no le importarás vos" es una frase que me encontré una vez y creo que viene un poco a cuento a la hora de hablar de King Crimson. Los infames, que siendo aun menos que Pink Floyd a falta de tres tienen un disco progresivo mundialmente conocido: In The Court of the Crimson King. Y pensé hablar de ese disco, pero me di cuenta que ya había metido muchas referencias muy conocidas y que si este último quinteto quería ser realmente terreno escabroso, al menos dos discos debían irse al choto. Lizard es uno de ellos. Lizard abre con un tema que lo escuchas y sentis que se acaba el universo: Cirkus. Unos seis minutos de locura. Va, salvo por las canciones más medievalistas -Lady of the Dancing Waters, una bella canción muy tranquila y pacífica, y el medley Lizard, un medley pesado como el que vimos en In the Land of the Grey and Pink o el reputado Supper's Ready de Genesis-, todo parece estar armado para enfatizar el tema de la locura, en el espectáculo, en la vida cotidiana, en la familia y la amistad. Si In the Court . . . era un disco sobre sentirse disminuido ante fuerzas mayores a uno mismo, Lizard es sobre la locura y la paz como fuerzas contrarias, estando una en nuestro día a día y la otra en el recuerdo; regresando un poco a Selling England . . . de Genesis, la contraposición de la Britania moderna y decadente con la Britania Artúrica. Pero tratando casi el mismo tema, la banda de Gabriel y Hackett te dan una mano y la de Robert Fripp te patea en la cara porque son unos hijos de puta. De vuelta, a King Crimson no le importas pibe. Si queres escucharlo a fondo y llegar a locuras como Discipline, Red o Three of a Perfect Pair, curtite capo, y si no, a chupar limón. 

The Moody Blues - Days of Future Passed


Tengo entendido que el tópico de Ulises, de James Joyce, es que la vida cotidiana puede ser tan o más emocionante que la vida cotidiana. No tengo pruebas, pero es reconocida como magnum opus por algo. Days of Future Passed es lo mismo, pero musicalmente. Cuenta la vida de un civil empleado común y corriente, desde su sueño profundo, hasta la mañana, el laburo, la tarde y la vuelta a la cama, mientras se narra orquestralmente con la música todo. La calma digestiva provoca siestas del regreso del trabajo, la mañana productiva y soleada, el sueño profundo y meditativo que solo puede narrarse con voz dopada, y el poder profundo que tiene el amor que raja transversalmente la vida de este humilde trabajador británico. Days of the Future Passed te levanta, te engrandece, te convence de que lo que escuchas es superior al Señor de los Anillos, a la Ilíada, a todo, es un disco que se proyecta como un sol dorado que ilumina el universo y la noche oscura eterna que nos apaga por completo. Transforma a la cotidianeidad en epopeya. Y es señalado como el parto del rock progresivo, aún con más mérito que el disco Sgt. Pepper Lonely Hearts Club, porque cuando yo escucho ese disco escucho Beatles como si se tratara de Revolver, pero escucho este misil balístico en forma de avión de papel de The Moody Blues y la puta que no tenes que decirme que es progresivo porque me doy cuenta solo.  

Steve Hackett - Voyage of the Acolyte


Terminemos con la mentira histórica: ni Gabriel era el ser progresivo de Genesis -véase A Trick of the Tail- ni Collins asumiendo como vocalista tiene la culpa del popismo de la banda. Todo esto es culpa de Hackett. Que se fue de la banda y la música la empezó a volverse Invisible Touch básicamente. Bah, Duke y de ahí para pop. En medio de lo que debió ser la gira más falopa -la gira de The Lamb Lies Down on Brodway-, mientras Gabriel enloquecía y Collins veía su matrimonio colapsar en cámara lenta, Hackett jugaba con cartas de tarot. Ahí surge la idea de Voyage of the Acolyte, Colaborando con Collins en Star of Sirius y con la cantante Sally Oldfield en Shadow of the Hierophant tenemos dos canciones largas plagadas de la guitarra salvaje de Hackett. Lo mismo se replica con los instrumentales Ace of Wands y A Tower Struck Down, pero mientras la primera es una tormenta draconiana que digas "basado" hasta en arameo y que luego se vuelve una canción que bordee el funky, la segunda es una canción que es el triunfo del mal y que te cagues encima. Cuestión, Hackett logra acá lo que se le pide y demanda al prog: hacer bombas, proyectiles de alto impacto, destruir todo el universo, encapsularlo, venderlo y crearlo de vuelta. El chiste del progresivo es que escuches el solo y vibres, y si no te va eso, no es el género de música para vos. De vuelta, es gracioso el chiste de Pink Floyd y el solo de guitarra de 20 minutos, pero, si no te gustan cosas como Fifth of Firth, Inca Roads, Génesis, Close to the Edge, Fools Overture, Abismo Terrenal, bueno, no las escuches. De la misma forma que casi nadie ve documentales porque no le gusta el formato que tienen y su contenido y hay gente que si porque le gustan ambas, lo mismo pasa acá. Y no me vengan con lo de "los fans del progresivo tienen un aire de superioridad", todos cuando se trata de lo que nos gusta tenemos aire de superioridad. El progresivo fue un momento, una etapa de la música del rock que se quiso acercar al jazz y a la música orquestal, nada más. Ya terminó dentro de todo, pero hay miríada de discos a los que regresar, y espero que estos quince albumes hayan servido como una introducción a estos. Muchas gracias, hasta la próxima semana.

sábado, 20 de marzo de 2021

Stalin, o de la identidad de la izquierda

 La URSS es la definición más grande de fenómeno complejo con el que lidiar. Más bien, lo es para nosotros, la izquierda, que en cierta forma nos sentimos de dos formas ante ella: asqueados o nostálgicos y/o melancólicos. Tuvo sus logros, tuvo sus fracasos. Indiscutible es que fue un capítulo importante de la historia del siglo XX. Y su existencia sigue teniendo enormes consecuencias hoy día.

Si bien el colapso del Imperio Ruso y la formación del Estado Soviético fue algo dirigido por Lenin, el consenso es que quien construye el Estado Soviético como lo conocemos hasta que colapsa, terminada la guerra civil rusa, es Stalin. El hombre de acero. No voy a invocar de las cosas que se le acusa y que se le adjudican, ni las positivas ni las negativas, porque sé que están ahí y que el discurso está quemado: quien cree en lo positivo ignorará o devaluará el peso de lo negativo y viceversa. Eso no es lo que me importa la verdad sea dicha. Sino que es lo que nos importa a nosotros como izquierdistas.

Para mi la izquierda debe ser muy abierta y transgresiva. Debe apoyar causas sociales equitativas de todo  tipo. No solo las laboristas. Los derechos religiosos, sexuales, étnicos, individuales, deben ser protegidos. Más manos tiran más fuerte. No recomiendo en lo programático un pactismo con facciones diferentes a la hora de demandar un derecho, pero si el apoyo de esas movilizaciones. 

A nosotros nos toca como meta la descentralización del poder, el fin de su monopolio. Acabar con las instituciones que deciden por nosotros todo. Saber como esta formado el tablero de juego. Stalin, Mao, Tito, entre otros, son líderes muy reconocidos del socialismo que, a su vez, han cometido acciones atroces, dignas más de la derecha xenófoba que de una izquierda que rehusa tomar en cuenta las naciones y busca lo mejor para el proletariado. Y muchos militares del socialismo tomaron el poder y fracasaron en siquiera crear las condiciones positivas de un país de la edad de oro del capitalismo por estar más interesados en imponer una casta militar-burocrática que tener ciertos ideales y objetivos delineados.

Mi postura es la siguiente: la izquierda siempre existió en la historia. Pero quizá la hoz y el martillo fue solo un breve período de ella y ahora le toque avanzar en otros caminos. Como podrán ver, esto es una simple reflexión, nada más.

Pluto: Personidad

Actuarlo a veces lo evoca.



Urasawa es uno de esos autores que sabe acomodar tus engranajes emocionales internos lo suficiente como para que llores. Es su especialidad. Y la aprovecha. Hablo de engranajes porque en cierta forma es mecánico: como Yoko Taro explicaba su método de guion y dirección en juegos, Naoki Urasawa va poniendo "pesas", moviendo piezas, para que llegado un cierto punto te veas superado emocionalmente por lo que lees. 

Pluto es una adaptación de un arco de Tetsuamon Atom (o Astroboy como lo conocemos por estos lares). El arco es la historia de como los robots más fuertes del mundo van siendo derrotados por un robot llamado Pluto y como eventualmente le tocará a nuestro héroe infantil chocar contra él. Urasawa agarra esta historia que es básicamente un arco muy recordado del proto-shonen y le pone su "toque": el toque Monster. De una historia de acción pasamos rápidamente a un suspense dramático de ocho tomos que trata tópicos ligeros como: que es ser una persona, o la guerra de Irak. Ya saben, lo típico del autor de Monster, una mezcla entre preguntas de alto calibre sobre la condición humana y los problemas con los que nuestro tiempo debe lidiar. 

Pluto se distancia teniendo dos protagonistas: Gesicht, el robot detective alemán, es un protagonista tanto o más que Atom. Y en vez de empezar con una batalla -esto es, Montblanc enfrentándose a Pluto y viéndose superado por este-, empezamos con una escena del crimen: la cabeza de Montblanc con dos cuernos clavados a los lados, rodeado por un paraje de árboles quemados de su Suiza natal. Al mismo tiempo, mataron a un activista humano por los derechos robóticos dejándole cuernos clavados en la cabeza en Alemania. Este homicidio importa para la temática principal porque un robot policía también fue asesinado cuando se frenó a ver quien mató al activista. Desmenucemos.

Uno de los tópicos más importantes de la obra es el impacto emocional que posee la muerte sobre las personas. En específico, la muerte de lo que amamos: personas, ídolos, nuestras propias sociedades incluso. Tratemos el caso de los dos robots. La esposa del robot policía es, para ser francos, una robot: salvo por el vestido que lleva, no tiene una cara o expresiones en movimiento. No es Data, sino C3PO. Pero como C3PO o Wall-E, es profundamente emocional. Por su código. Esto lleva a hacer una comparación con los suizos que hacen el funeral público de Montblanc: Montblanc era un robot diseñado para el rescate de personas en los Alpes, de ahí su poderosa armadura y fuerza física, salvó muchos civiles que de no ser por su actuación habrían muerto en avalanchas o por la caída de árboles. Los humanos que fueron salvados por él construyen escaparates, ensamblan pantallas y filas de asientos para un acto en su honor porque lo amaban: los suizos se veían en él, como si el fuera su mejor cara. De ahí que estén profundamente emocionados. Pero la esposa también está emocionada por la muerte de su marido, también sufre el duelo. Ella cuenta como, una vez en su trabajo de mucama, el perro del hijo de uno de sus dueños murió y el niño lloraba desconsolado. Ella estaba sorprendida y no terminaba de entender como era que los humanos tenían reacciones tan fuertes. Pero que ahora con la muerte de su marido ella también estaría llorando desconsoladamente. 

Este es el centro de la pregunta por la personidad de Pluto. No si los robots son racionales o inteligentes, sino si tienen emociones. Y la respuesta positiva se pone en duda por la expresión. Los humanos podemos caer en catatonia, en llanto, en arrebatos coléricos, etc., cuando algo nos deprime profundamente. Un robot, a menos que esté diseñado con una cara detallada que imite los miles de músculos humanos faciales y que tenga un código que los conecte con emociones y sus niveles de intensidad, va a quedar en comparación siempre como C3PO, cuya emocionalidad está comparativamente más clara que la de, por ejemplo, Data. Y eso es un tópico central de Pluto todo el tiempo: cómo los robots tienen que esforzarse constantemente con los humanos para convencerles de que lo que sienten, piensan y quieren es un deseo real y no un designo del algoritmo que les hace funcionar. Si los algoritmos de programación llegan al nivel de crear, no humanos, sino personas (tomo el sentido kantiano del término, seres racionales y conscientes capaces de darse voluntades y tener deseos; un elfo sería una persona, un alienígena como un Vulcano o un marciano son personas, pero un robot como Baymax o un zombie no lo son), las relaciones entre los robots y los humanos deben, por necesidad, cambiar. Se vuelve una cuestión de derecho.  

Los derechos robóticos por así decirse son aplastados constantemente en Pluto. Pasando de largo cosas como el sentimiento anti robótico esperable y que de niños incluso deban trabajar, nos encontramos con cosas del estilo de: un robot no puede matar a un humano físicamente en caso de que sea necesario -por ejemplo, un caso de defensa propia, como el policía-, sus cuerpos son tratados como instancias a reciclar y generalmente no reciben entierro de algún tipo y pueden ser manipulados por el Estado como unidades bélicas de destrucción masiva. Este es el caso de Goji, Pluto, Gesicht y el resto de los robots más fuertes del mundo. Pluto, o más bien, Sahad, el robot persa, fue forzado a emplear el robot más poderoso del mundo para matar a las maquinarias forzadas a su vez a destruir Persia. Salvo por Epsilon, Astroboy y Gesicht que tuvieron roles menores o pacíficos, los robots más fuertes del mundo quedaron congelados en la guerra: Hercules, Brando y Montblanc volvieron profundamente perturbados y North 2, que es per sé un robot bélico, no quiere volver más al campo de batalla. 

Los robots son entidades con una esencia propia, sí, pero física. Pueden cambiar de lugar sus consciencias,  re-acomodarse miembros o sacárselos como si nada, sobrevivir a ataques físicos que a nosotros nos matarían. Y si son inconscientes, se les agrega el móvil de su creación: su función. Pero darles consciencia parte esto: al adquirir consciencia, las entidades pierden su motivo de ser, no su causa material, sino su objetivo exacto, su que hará, que quiere, que desea, y se vuelven personas. Y este motus de ser solo se lo puede dar la propia persona a sí misma, vendrá desde afuera seguramente, pero le tocara a la persona vivir acorde a ese motivo. Tenma rechaza a Astroboy porque no es Tobio: es otra persona, no su hijo muerto, es un robot. Mientras Hércules quedó desencajado por la guerra, con el Pankration como diversión, Brando y su esposa adoptaron hijos. Epsilon, que es la definición de arma de destrucción nuclear con su explosión solar, atiende un orfanato. North 2 no quiere ser una entidad que solo sirve para el exterminio de otros de su clase: quiere dedicarse a la música. Brau-1589 es la rebelión más grande: un robot común y corriente que mató a un humano a sangre fría. El temor que le provocó a la humanidad la posibilidad de que un robot pueda superar la primera piedra de su código fue tan grande que lo ensartaron con una lanza, lo mantuvieron con vida y lo encerraron en un bunker, para estudiarlo y descifrarlo. 

Pero la negación de la personidad del robot en Pluto es, de vuelta, el tópico principal. Que es uno común y que lleva al típico binario de enfrentamiento (dos fuerzas que parecen estar destinadas a matarse entre sí en una ficción, como Mutantes vs No Mutantes, Alienígenas vs Humanos, Vampiros vs Humanos). Que es común en la ficción robótica: El Hombre Centenario de Asimov, La Medida de un Hombre y toda la primer temporada de Picard en el caso de Star Trek, No tengo boca y debo gritar de Ellison, Matrix de las Wachowskis, Terminator, Blade Runner, etc. La gran pregunta que queda es: ¿es salvable la lucha o se puede evitar la confrontación final? 



Como siempre, Urasawa es un humanista. Aunque aquí sirve más bien decir "personista". Cree en un mundo mejor, en la que la derrota última nunca es la final, en la que la verdad eventualmente sale a la luz y que lo bueno de las personas prevalece por sobre lo malo y vil. No es pelear lo que salva al mundo en Pluto sino sacrificio: Sahad, el robot que quiso volver el desértico centro asiático en un jardín de flores, se sacrifica por la humanidad con tal de detener a Goji. Redime así la existencia de los robots más fuertes del mundo, la ciencia salvando su crímenes previos. Como bien dijo Gesicht antes de morir: nada bueno surge del odio. De la muerte. Una ciencia que crea armas de destrucción masiva solo puede redimirse creando herramientas de bienestar masivo, sanando una posible distopía de la muerte con una necesaria utopía de la vida. Los robots conscientes cuya personidad es negada por su frialdad solo se . redime con la interpretación de la emocionalidad humana como hacen Astroboy, Gesicht, Helena o Sahad. Y para lo que a nosotros nos importa -porque una trama que postula la pregunta antropológica del hombre a través de la ya vieja alegoría del robot y metaforiza frontalmente la guerra de Irak-: una humanidad que se provocó un daño tan inhumano a sí misma en el siglo XX que no teníamos palabras para expresarlo completamente hoy día sólo puede redimirse creando bienes a tal escala que no tengamos palabras para describirlos. Que no sepamos expresar nuestras emociones de amor, felicidad y orgullo por tales obras. 

Introducción al Rock Progresivo: Partes Dos, Fronterizos

Resulta que la historia oficial es una mentira. La frontera de fortines llenos de gauchos frente a la Patagonia no era el límite final:  había contacto. Se podía beber alcohol, había mujeres y el contacto indio-representantes del poder agropecuario no se reducía solo a la guerra. Bah, eso es lo que me dijo mi profesora de antropología en el CBC. ¿A que viene todo esto? A nada. Cuestión que estos cinco discos recomendados son un límite: son donde empezamos a transcurrir el universo de música de rock más disfrutable, más normie si se quiere y empieza a verse una escena mucho más progresiva, artística o experimental. Si lo de antes era amarillo, la segunda parte es naranja.

In The Land of the Grey and Pink - Caravan

Las ciudades, industriales o simplemente muy pobladas, son grises y asfaltadas por lo general. Puro edificio. Y cada tanto, un punto, más grande o muy pequeño, de verde. In The Land of the Grey and Pink es uno de esos puntos verdes. Más bien, es la sensación de estar en un parque. Nuestra parte primate teniendo un primitivo ataque de nostalgia de una selva que desconocemos. Sentarse en el pasto. Desconectarse, o, más bien, reconectarse. Es un disco digno del club de la buena onda. Para ponerlo de fondo y que el mundo se acabe, total, ¿Qué más dá? Golf Girl, Love To Love You y el titular del disco son canciones para relajar las carnes, apagar el motor. Winter Wine y el medley Nine Feet Underground, como buenas canciones de rock progresivo y sobre todo de rock son, por su parte, salir del parque. Salir del rosa y adentrarse al gris: volver al ritmo frenético y poderoso de la ciudad. Acabó el descanso. Nuestra parte animal vuelve a la jaula y nosotros a la rutina.

Selling England by the Pound - Genesis

La música del Génesis de Hackett -porque diría que la parte prog se debía al guitarrista y no a Gabriel, ¿No me creen? Escuchen A Trick of the Tail- me hace pensar en la fantasía. La fantasía de Sandman. Un mundo que rebosa en partes iguales de pesimismo como calma de que las formas van a concluir bien. Así, Selling England . . . opera en esta lógica. Empieza hablándonos de un ocaso: Inglaterra ya no es Imperio, ahora en más solo será un país rico, servil a las políticas de un hijo que ahora reina el mundo. Tal es Moonlight Knight: baila el caballero artúrico melancólicamente, ante la imagen de su país vendiéndose. Pero la vida es más que eso. Hay espacio para una vida civil: puedo ser una feliz podadora como en I know what I like. Y es un país con grandes vistas: masivos fiordos, con sus olas que chocan como masas evocadas por pianos y guitarras magistrales en Fifth. Pero la angustia sigue ahí: More Fool Of Me es presagio del disco divorcista de Duke, sí, pero también baja el drama a lo personal. El país tendrá como siempre tuvo las violentas luchas pandilleras de Epping Forest, y el amor shakespearano vivirá solo en el cine. Y el disco termina: la venta se realiza, Inglaterra se comercializa, cierren todo, apaguen las luces. Un imperio cultural se apaga, toca ser solo otro más. Un disco que más que álbum es una crisis nacional, no económica, sino espiritual. Ya no seremos Britannia ni Arturo o Lancelot; no, seremos gente de abajo, común y corriente, lo que siempre fuimos.  

Breathless - Camel

¿Es Breathless un discazo? Bueno, la verdad es que no. Es bueno, tiene buenas canciones, tiene la mejor canción de Camel que es tranquilamente una de las mejores canciones del rock progresivo y uno de los mejores instrumentales. The Sleeper, una canción que se divide en dos: una introducción pacífica de calma interior y luego una batería de bronces fiesteros y funky que hacen que la paz sea cambiada por bacanal. Además posee canciones dignas del club de la buena onda: la tranquila Rainbow's End, el meme de Down in the Farm, la tierna Wing and a Prayer, la más clásicamente progresiva Echoes y la funky Summer Lightning. Me parece que el gran merito de este disco es que sirve para recomendar una de las mejores bandas del progresivo, porque Camel desafía la idea de un progresivo deforme como el de GG, o muy elaborado instrumentalmente como el de Zappa o KC. Camel es una banda que te quiere calmar, quiere darte paz, tiende a la flauta y a la timidez más que al espectáculo y el ímpetu. Tienen unos cincos tema que me sirven para desconectarme del universo, ir a un mundo en el que todo está en calma. Y además, si te gustó Caravan, esta es la versión más polenta.

Los Delirios del Mariscal - Crucis

Uno escucha la voz de Gustavo Montesano solo en la primer canción de Los Delirios del Mariscal, No me separen de mí. Canción que si bien tiene una letra icónica, brilla por su instrumentalización. El resto son canciones puramente instrumentales: Los Delirios del Mariscal es una experiencia mucho más ambiental, cercana a Watermelon in Easter Hay de Frank Zappa; Pollo Frito es una canción mucho más funky, tiene una energía mucho más altiva y bailable, no un Hocus Pocus de Focus en términos de ritmo sino en lo que es la canción; y Abismo Terrenal es una linda canción instrumental de virtuosismo guitarrero, parecido al Red de King Crimson. Es un disco corto, pero como decía Baltasar Gracian, lo bueno si breve doble bueno. Es un buen clásico del rock progresivo local, como el que sigue.

La Biblia - Vox Dei


La religión en Occidente no está en su mejor estado físico por así decirse. Dios, como diría el prusiano al que más repudio, está muerto. Más bien, nuestro vínculo con él se murió. Es lo que hay, todo lo que es concluye eventualmente. Cristo Rey ya no tiene la presencia que tenía entre católicos o ramas protestantes grandes como luteranos, anglicanos o calvinistas; entre judíos la postura del practicante ateo o agnóstico es común y salvo por los evangelistas o los ortodoxos del Este europeo, el fàndom de la religión cruzada esta cada vez más chiquita. Así, comunicar el sentir o la interpretación religiosa de ambos Testamentos se hace difícil. En Fuentes del Judaísmo, donde nos daban clases de la Torah,  sentía que me imponían cosas porque era edgelord de mierda, sí, pero también porque iba en plan: que puedo sacar yo de estas historias de entre 5000 y 2400 años de vejez de personajes tan melodramáticos y tramas insensibles. Y me encantaría contarles una anécdota de como estaba equivocado porque mi More o un rabino vino y nos recomendó La Biblia de Vox Dei pero es mentira: Las clases eran tensas porque A, edgelordo de mierda, B, profesora facha de mierda, y C, soy cabrón como pocos; y a La Biblia la escuche en el 2011 porque teníamos un CD. La conocía de antes. Y es una experiencia.
Génesis abre con un mestizaje entre estallido y evocación meditativa. Cuando todo era nada, nada era el principio. Agarrate Catilina que nos fuimos al joraca. Podes escuchar la creación, de como en la primer semilla ya estaban concentrados todos los árboles. Después saltas a Moisés y salís del eje de "Libera a mi pueblo" y las doce plagas y el agua dividiéndose y te vas al eje de Superman: un individuo que se salvo gracias al destino y cuya llegada solo puede traer tiempos mejores. Guerras es una locura bélica porque es la parte del antiguo testamento sanguinario. Ya saben, esa parte que lleva a uno a chocarse con la contradicción cristiana de Cristo buenito y Dios sociopata. De la violencia vamos a la melancolía: Profecías, como Cristo está por venir y todo mejorará, pero más que a un profeta seguro de lo que predica tenemos frente a un sujeto profundamente deprimido.  Libros Sapienciales es el Eclesiastes: existencialismo en su primer semilla, una meditación sobre la vida.  Hasta que llegamos al Cristo, hijo de Dios. . . Pero los Soulé rechazan a ese Cristo y apuestan en cambio por el hijo del Hombre. Cristo salta de las grandes profecías para ser entonces un ideal imposible y ajeno para uno mismo para ser una persona, un amigo humano tuyo que se sacrificó por vos. Pasa a ser una persona, de carne y hueso, que como recuerdo antiguo sigue con vos, a su manera. Por esto La Biblia es un discazo: es porque es el sermón religioso más efectivo que escuche en mi vida y yo soy, de vuelta, un edgelordo agnóstico.  

¿Cuándo se murió de la Rúa?

 

Al César lo que es del César, a de la Rúa le dejaron una bomba de tiempo. Menem, Q. E. P. N. D., no solo le dejó una situación incontrolable sino que no iba a tener los recursos para lidiar con ella en términos "intelectuales". La estirpe de economistas neoliberales iniciada por la dictadura era la misma que la que uso el fenecido sultán riojano y es la misma que tuvo el último presidente radical. La gente que provocó el problema no va a solucionar el problema porque, modulo A, no ven un problema en lo que está ocurriendo, o modulo B, van a aplicar las recetas que lo provocaron en primer lugar. Así que de base, de la Rúa estaba destinado al absoluto fracaso. Claro está que con sus acciones lo único que hizo fue empeorar su caída estrepitosa. 

Salvo que seas un director argentino que solo sirve para capítulos de series yanquis de buena calidad y que empezó el cáncer de la "yanqui-ción" del cine argentino, tu recuerdo del presidente de la Alianza está entre negativo, indiferencia, odio y desprecio absoluto. Cosa que está bien. Yo por mi parte no lo recuerdo porque en su primer año de gobierno no existía, durante su segundo era un feto y luego nací y en su caída era un bebé de pecho. Mis recuerdos "políticos" si quieren llamarlos así empezarían en el 2007-08, sobre todo con la 125. Y el volcán Chaltén. No sé porqué mi mente unió el cielo oscuro con el paro de una parva de oligarcas señoriales. Así que para hablar de de la Rúa no soy voz objetiva en lo más mínimo. Solo hablo de lo poco que leí académicamente, de los documentales que consumí y de lo que veo en las personas que conozco, redes sociales principalmente. 

Digo esto porque me gustan los sincericidios. Continuemos.

La lógica mandaría a que a días o semanas de su muerte hable del Turco, de Menem. Nuestro Reagan. El presidente que vivía en joda, el que llevó a su pico el proceso de neoliberalización de nuestro país, quien hizo pija la industria nacional que nos quedaba del Proceso y la crisis de la hiperinflación, el que frenó la crisis de la hiperinflación a cambio de hacernos mierda infraestructuralmente, el "mata trenes", el que nos hizo quedar para el culo con Perú vendiendo armas a Ecuador de manera ilegal a pesar de que Perú fue el que más carne puso por nosotros en Malvinas, el que se metió en un asunto tan turbio de venta de armas con Croacia que tuvo que volar por los aires un pueblo que, ahora que está muerto, tuvo sacar un comunicado en el que faltaba decir que se metan el duelo nacional en el ojete; el que tuvo dos atentados contra la comunidad judía que quedaron tan impunes que son una vergüenza nacional, el que metió una reforma constitucional que metió todo tipo de cánceres para mantenerse en el poder -doble mandato, cuatro años- y del que solo se puede señalar algo bueno -fin del colegio electoral-, el que hizo mierda la industria aérea y la ciencia argentina, quien provocó la fuga de cerebros que ahora tiene un remake, quien perdonó a los criminales de lesa humanidad. Lo único que me parece resaltable de su presidencia fue que frenó la hiperinflación -aunque, de vuelta, bomba de tiempo-, frenó el conflicto con Chile y le sacó potestades a un ejército fanático y vende patria al terminar con el servicio militar. Cuando digo nuestro Reagan, lo que digo es que fue un hijo de su madre tan grande que por el hecho de haber llegado a presidente nos debería dar vergüenza como país y que sirve de gran ejemplo de los grandes límites de la democracia liberal al permitir que gente tan dañina llegue al poder.

Pero no quiero hablar de Menem. Porque no me importa Menem más que como comparación acá. Menem hace hablar. Cada una de las cosas que señalé causan una discusión. Es inolvidable el Turco. Hay gente que trata su nombre como si de Hades o el anticristo se tratara, lo nombras y se tocan el miembro o la mama. Pero con de la Rúa, y la mayoría de los presidentes radicales no ocurre eso. 

¿Por qué?

Bueno, ¿qué hizo de la Rúa? Digo, empeoró la situación con el blindaje, megacanje y el Corralito para que todo le estallara en la jeta. Se fue infame, odiado, en un helicóptero. Se murió la semana pasada Menem y al menos hasta el viernes fue tópico de conversación. De la Rúa murió y al día siguiente era como si nada hubiera pasado. 

¿Porqué las cosas son recordadas? Bueno, porque son memorables. Es como el fuego y lo flamable, son cosas vinculadas. Ni los presidentes radicales ni la mayoría de los presidentes pre Irigoyen son recordados en forma alguna porque no hay mucho destacable. Piénsenlo un poco: ¿Cuál es el gran logro de Frondizi? ¿De Alvear? ¿Illia? Irigoyen fue el primer presidente elegido democráticamente, pero no provoca discusiones ni es un personaje muy recordado diariamente. Y eso que mamita que era polémico ese tipo. La izquierda y la derecha más recalcitrante lo odiaban y si bien era muy popular tuvo dos de las más grandes masacres de la historia argentina bajo su gobierno. Algunos lo denominaban dictador y lo ponían al nivel de Rosas y Quiroga. El tema es que, como la Primera Guerra Mundial, fue como una beta de un evento a mayor escala, y de la misma forma que por cada película de la Gran Guerra hay diez de la Segunda, Irigoyen quedó chiquitito frente a, bueno, no debo decir la palabra con P para que se den cuenta, ¿verdad? Alfonsín quedó fresco en la memoria y la discusión pasa por como es simbólicamente recordado como el presidente de la nueva democracia y sus discursos atronadores y el Juicio a las Juntas y todo muy bien, hasta que todo el mundo recuerda la hiperinflación. Parafraseando a los libertarios: grande en lo ideal, catastrófico en lo económico. 

Lo que le pasó a Irigoyen frente a Perón le pasó un poco a Onganía y la Década Infame (si nos vamos aún más atrás) con el Proceso. Pudo haber muchos golpes y dictaduras en el siglo XX argentino, nunca de uno de tal nivel y que se fuera tan mal. Yéndonos muy atrás en el pasado, lo mismo para la mayoría de los comandantes de la revolución de Mayo frente a San Martín, pero ahí encontramos doble factor. 

Doble porque para ser memorable tenés que hacer, hacer más que muchos previos a vos y mejor o peor pero hasta el punto en que la gente diga "vaya". Tirano (toda la caterva del Proceso) o gran líder (no diré la palabra con P pero sepan que hablo de él), o ambas (Rosas), te recordarán. Pero también pasa por un eje de la discusión social. El liberalismo del XIX rescataba más a Belgrano como su ídolo revolucionario, pero cuando Mitre hizo su fanfic de la historia argentina que se dio por siglo y monedita, se percató de que como líder militar Belgrano era, bueno, decepcionante. Era esperable: Belgrano era abogado de carrera y militar por improvisación, así que si bien ponía todo su esfuerzo, en Paraguay y en el Alto Perú fue derrotado de manera aplastante. De ahí que San Martin se volviera una efigie para el mundo militar y la derecha y parte de la tradición de la elite porteña que vence en Caseros y Pavón. Ya saben, el San Martín que en Perú le pedía a Rivadavia que ayudara en algo a la revolución y que se carteaba tanto con Rosas como con el presidente del país que destruiría luego esa misma élite liberal. Así un nuevo relato histórico puede reconocer o cambiar la percepción de un personaje histórico, énfasis en personaje porque a veces ese relato es tan verídico respecto a los eventos y al protagonista que designa en ellos como Vikingos de History Channel. 

Así que, respondiendo la pregunta, ¿Cuándo murió de la Rúa? Cuando declaró Estado de Sitio. Siguió con vida otros dieciocho años, pero el mundo se olvido de él. Los partidos por completo se desentendieron de él, nadie en su sano juicio lo pondría de referencia. Menem está tranquilamente en la lista de soberanos más recordados y recordables de la historia del país. Está él, Perón, Videla y Galtieri, quizá un poco Irigoyen pero lo más factible es que entre radicales sea Alfonsín, la pareja Kirchner y yéndonos más atrás, Sarmiento, Roca y Rosas. De la Rúa se ha ganado en tal medida el odio que ni siquiera importó su muerte. Murió y, como dije antes, la sociedad argentina prácticamente dejó en visto la notificación y siguió con los asuntos de su día. A Menem le hicieron un luto nacional de tres días al menos y seguimos hablando el viernes luego de su muerte. 

Se tira mucho al aire la frase "La historia lo juzgara". Para el líder de la alianza no fue necesario el juicio, la tinta de los manuales dictaminó ignominia y fracaso de inmediato.