viernes, 26 de marzo de 2021

Introducción al Rock Progresivo: Parte Final, Tierra Desconocida

 Es el final, amigos. Hasta acá llega nuestra introducción. Acá es cuando bajamos tanto en busca de las antiparras con la dirección australiana que todo está oscuro. Estos discos no son los más inabordables, pero sí demandan un esfuerzo mayor que los demás. Por un punto medio entre lo que le demandan al que escucha -una especie de actitud mental, como la que el terror o la comedia te piden que te pongas a modo de chip antes de entrar porque sino no lo vas a disfrutar-, como lo que emplean -todas las bandas de acá usan instrumentos o técnicas que no vas a ver en tu banda promedio-. Pues esta es la maldición del rock progresivo: querer solo lo que es, y si no gusta, otra cosa mariposa. Una forma de abordar la música, de abordar el mundo en general, solo puede derivar en la oscuridad y en el olvido, también el fracaso económico o la decadencia. Algunos incluso quisieron tirar al pop o al rock normal con tal de elevarse de la caída evidente, con variado éxito. Pero terminemos con el divague.

Frank Zappa - Apostrophe (')


Frank Zappa se adelantó al meme estúpido unos treinta años. El, Monthy Python, y no se quien más. Como dije en un momento en Twitter, mi italo yanqui favorito tenía dos formas de hacer música: instrumental trascendental -algo más prog- y shitpost. El pínaculo de lo primero diría que es el jazzero The Grand Wazoo, para un punto medio tenemos One Size Fits All, y para el pináculo de la comedia musical, Apostrophe ('). Apostrophe (') es la historia de como un esquimal llamado Nanook y su enfrentamiento con un cazador de focas le lleva a ver al santo que maneja un local de panqueques en Canadá y que un gurú gitano tenga una crisis existencial. Tiene una canción sobre el horror de tener piel de atleta, una sobre ese tío que uno tiene que parece más grande que Boquita y una bestialidad instrumental que se llama como el álbum. Zappa y los miembros de Mothers no te dan un respiro: o te reís de las situaciones absurdas que deberían ser animadas en plan Bob Esponja o te maravillas con el nivel de despliegue musical que te lanzan como si no fuera nada. Por los coros que se arman, la narración fría de Zappa o los solos legendarios de vibráfono -sí, los hijos de puta llevaban xilofones a recitales de rock, donde está tu dios- de Ruth Underwood. Si no te gusta este disco, si no te causa gracia, si no te parece que estos chabones cruzaron un límite que no se debía cruzar hace mucho pero aún siguen porque están mal de la cabeza, ¿Qué te pasó? ¿No te abrazaron tus viejos?

Gentle Giant - Octopus


Genesis es un buen ejemplo de una banda que al ver que el progresivo tenía los días contado en el mainstream pudo saltar facilmente al pop. Gentle Giant es el caso contrario. Cuando llegaron a una tetralogía de discos progresivos de alto octanaje acorde a sus fans (In a Glass House, Octopus, The Power and The Glory y Free Hand) quisieron ganar más dinero -comprensible, le ponían mucho y ganaban poco- y todo fue en caída. La comparación con la banda de Banks y Collins (creo que son los miembros que más tiempo estuvieron en Génesis) sirve también porque la banda de los hermanos luthiers judíos escoceses Shulman operaba también en el formato disco-antología. Cada tema una historia. Cada historia una radicalmente distinta a la otra. Octopus es el summun de esto. Terminar una canción significa entrar a otra galaxia: pasamos de la clásica referencia a la obra de Francois Rabelais a una canción medievalista a una canción de cuasi protesta a un puto madrigal -otra cosa clásica de la banda- a un tema instrumentral progresivo y salvaje a un shitpost sobre como los perros en realidad se aprovechan de nosotros a una canción de amor que me hizo llorar un par de veces y a un final digno del disco. Seré lo menos imparcial que puedo: Octopus no es mi disco favorito, me encanta igual no se crean, pero si es el disco más conocido e introductorio a la obra de los hermanos Shulman y por esto creo que merece ser puesto como referencia.

King Crimson - Lizard

 
 

 "Dune es lo que sería Star Wars si a George Lucas no le importarás vos" es una frase que me encontré una vez y creo que viene un poco a cuento a la hora de hablar de King Crimson. Los infames, que siendo aun menos que Pink Floyd a falta de tres tienen un disco progresivo mundialmente conocido: In The Court of the Crimson King. Y pensé hablar de ese disco, pero me di cuenta que ya había metido muchas referencias muy conocidas y que si este último quinteto quería ser realmente terreno escabroso, al menos dos discos debían irse al choto. Lizard es uno de ellos. Lizard abre con un tema que lo escuchas y sentis que se acaba el universo: Cirkus. Unos seis minutos de locura. Va, salvo por las canciones más medievalistas -Lady of the Dancing Waters, una bella canción muy tranquila y pacífica, y el medley Lizard, un medley pesado como el que vimos en In the Land of the Grey and Pink o el reputado Supper's Ready de Genesis-, todo parece estar armado para enfatizar el tema de la locura, en el espectáculo, en la vida cotidiana, en la familia y la amistad. Si In the Court . . . era un disco sobre sentirse disminuido ante fuerzas mayores a uno mismo, Lizard es sobre la locura y la paz como fuerzas contrarias, estando una en nuestro día a día y la otra en el recuerdo; regresando un poco a Selling England . . . de Genesis, la contraposición de la Britania moderna y decadente con la Britania Artúrica. Pero tratando casi el mismo tema, la banda de Gabriel y Hackett te dan una mano y la de Robert Fripp te patea en la cara porque son unos hijos de puta. De vuelta, a King Crimson no le importas pibe. Si queres escucharlo a fondo y llegar a locuras como Discipline, Red o Three of a Perfect Pair, curtite capo, y si no, a chupar limón. 

The Moody Blues - Days of Future Passed


Tengo entendido que el tópico de Ulises, de James Joyce, es que la vida cotidiana puede ser tan o más emocionante que la vida cotidiana. No tengo pruebas, pero es reconocida como magnum opus por algo. Days of Future Passed es lo mismo, pero musicalmente. Cuenta la vida de un civil empleado común y corriente, desde su sueño profundo, hasta la mañana, el laburo, la tarde y la vuelta a la cama, mientras se narra orquestralmente con la música todo. La calma digestiva provoca siestas del regreso del trabajo, la mañana productiva y soleada, el sueño profundo y meditativo que solo puede narrarse con voz dopada, y el poder profundo que tiene el amor que raja transversalmente la vida de este humilde trabajador británico. Days of the Future Passed te levanta, te engrandece, te convence de que lo que escuchas es superior al Señor de los Anillos, a la Ilíada, a todo, es un disco que se proyecta como un sol dorado que ilumina el universo y la noche oscura eterna que nos apaga por completo. Transforma a la cotidianeidad en epopeya. Y es señalado como el parto del rock progresivo, aún con más mérito que el disco Sgt. Pepper Lonely Hearts Club, porque cuando yo escucho ese disco escucho Beatles como si se tratara de Revolver, pero escucho este misil balístico en forma de avión de papel de The Moody Blues y la puta que no tenes que decirme que es progresivo porque me doy cuenta solo.  

Steve Hackett - Voyage of the Acolyte


Terminemos con la mentira histórica: ni Gabriel era el ser progresivo de Genesis -véase A Trick of the Tail- ni Collins asumiendo como vocalista tiene la culpa del popismo de la banda. Todo esto es culpa de Hackett. Que se fue de la banda y la música la empezó a volverse Invisible Touch básicamente. Bah, Duke y de ahí para pop. En medio de lo que debió ser la gira más falopa -la gira de The Lamb Lies Down on Brodway-, mientras Gabriel enloquecía y Collins veía su matrimonio colapsar en cámara lenta, Hackett jugaba con cartas de tarot. Ahí surge la idea de Voyage of the Acolyte, Colaborando con Collins en Star of Sirius y con la cantante Sally Oldfield en Shadow of the Hierophant tenemos dos canciones largas plagadas de la guitarra salvaje de Hackett. Lo mismo se replica con los instrumentales Ace of Wands y A Tower Struck Down, pero mientras la primera es una tormenta draconiana que digas "basado" hasta en arameo y que luego se vuelve una canción que bordee el funky, la segunda es una canción que es el triunfo del mal y que te cagues encima. Cuestión, Hackett logra acá lo que se le pide y demanda al prog: hacer bombas, proyectiles de alto impacto, destruir todo el universo, encapsularlo, venderlo y crearlo de vuelta. El chiste del progresivo es que escuches el solo y vibres, y si no te va eso, no es el género de música para vos. De vuelta, es gracioso el chiste de Pink Floyd y el solo de guitarra de 20 minutos, pero, si no te gustan cosas como Fifth of Firth, Inca Roads, Génesis, Close to the Edge, Fools Overture, Abismo Terrenal, bueno, no las escuches. De la misma forma que casi nadie ve documentales porque no le gusta el formato que tienen y su contenido y hay gente que si porque le gustan ambas, lo mismo pasa acá. Y no me vengan con lo de "los fans del progresivo tienen un aire de superioridad", todos cuando se trata de lo que nos gusta tenemos aire de superioridad. El progresivo fue un momento, una etapa de la música del rock que se quiso acercar al jazz y a la música orquestal, nada más. Ya terminó dentro de todo, pero hay miríada de discos a los que regresar, y espero que estos quince albumes hayan servido como una introducción a estos. Muchas gracias, hasta la próxima semana.

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